EE.UU. y la UE no quieren un mundo mejor
Se inauguraba el Foro público de la Organización Mundial de Comercio (OMC) hace tres días, y en el discurso inicial de su director general, el francés Pascal Lamy, se manifestaba la "frustración y el pesar" que existía en los miembros de la OMC por la pérdida de la actividad en las conversaciones por la Ronda de Doha.
Pero no fue que algún fenómeno climático influyó en el desarrollo normal de las actividades, o que alguna amenaza terrorista impidió seguir con las conversaciones. No. Estados Unidos y la Unión Europea se desacreditaron de las negociaciones, por lo que se suspendieron los diálogos que buscaban lograr un crecimiento económico en igualdad de condiciones para todos los países. Y todo porque para obtener dicho objetivo, se necesita, entre otras cosas, fiscalizar y detener las prácticas de dumping que los países ricos como los EE.UU. y la UE realizan, sobre todo en sus producciones agrícolas.
Lo que significa
Que Estados Unidos y la UE se hagan a un lado de las conversaciones de la Ronda de Doha, generando la suspensión de éstas y provocando la incertidumbre en el resto de los miembros, que esperaban esta ocasión para hacer más justas las reglas del juego.
Como dice Gonzalo Fanjul, coordinador de Oxfam, una ONG que promueve el comercio internacional justo, "estas negociaciones estaban pensadas para lograr un crecimiento económico en igualdad de condiciones para todos los países. Es una inversión a largo plazo para los intereses de todo el mundo, especialmente de Estados Unidos y la UE. Sin embargo, en los últimos cinco años, ambos se han comportado como si la Ronda de Doha fuera un sacrificio para ellos". Esto se
comprueba con sus continuas medidas anti-fiscalización, como la "Cláusula de Paz", que se introdujo durante la Ronda de Uruguay como un "?tómalo o déjalo" como condición para aprobar un acuerdo. Tras proteger sus subsidios ilegales durante nueve años, esta medida expiró en 2003. Aunque no se conocen los detalles de esta nueva propuesta, es seguro que los países en desarrollo no podrán presentar nuevas demandas en la OMC.
Asimismo, muchos países, incluso desarrollados, han denunciado estas medidas subsidiadoras y dumpingnianas de la nación del norte. Por ejemplo, Japón, hace menos de 8 días, hizo público un reclamo formal contra Estados Unidos por la eliminación de las investigaciones antidumping en dicho país. Japón acusa, textualmente, que "la metodología de los Estados Unidos, en los exámenes por extinción, para la determinación de si la revocación de órdenes antidumping daría probablemente lugar a la continuación o la repetición del dumping, y a la continuación o repetición del daño importante en un plazo razonablemente previsible".
Siendo así, la ausencia de estos dos gigantes genera preocupación. Porque las intenciones de la OMC eran válidas y nobles, aunque quizá ilusas, ya que les falta firmeza y autoridad para amenazar y actuar contra los grandes. Y porque se acercan elecciones en países claves, lo que atrasaría nuevas conversaciones para el 2007.
La injusticia
La Ronda de Doha comenzó para corregir las reglas que permitían a los países ricos llevarse el 70% de los intercambios comerciales, valorados en 20 billones de dólares, mientras los países pobres y en desarrollo, que tienen el 81% de la población mundial, sólo obtienen el 30%. De hecho, África sólo recibe el 2,6%. Eso por una parte.
Pero por otro lado, está la injusticia con la que se juega al juego del comercio. Por ejemplo, Las últimas estadísticas publicadas por la Comisión Europea muestran que en 2004 se concedieron 28.200 millones de euros en subsidios directos, que salieron de los 45.600 millones de presupuesto de la Política Agraria Común (PAC). El 7% de los mayores productores europeos se embolsaron más de la mitad de estas ayudas directas. Estos subsidios impulsan la producción y la exportación de excedentes a precios por debajo del coste de producción, lo que condena a los agricultores de los países en desarrollo, que no pueden competir en precios.
"Los países ricos prometieron impulsar un nuevo acuerdo en la OMC que controlaría los subsidios y pondría fin a las exportaciones a precios por debajo del coste de producción. Los nuevos datos prueban que la situación apenas ha cambiado -dice Fanjul-. La PAC y la Farm Bill le dan la espalda a sus pequeños agricultores e hiere de muerte a los campesinos de los países más pobres".
Esto no mejora las condiciones. Quizá el libre comercio es válido, a lo mejor no es tan injusto como parece ser. Pero no en las condiciones en que se está dando. No con subsidios multimillonarios que inundan a los mercados de los países en desarrollo de productos con precios irreales. Precios que obviamente terminan por hacer quebrar a los pequeños agricultores, a los pequeños productores locales, y que sólo extienden la ya larga brecha entre los que tienen y los que no, deteniendo el desarrollo en los países que quieren ir hacia él, o bien seccionándolo y produciéndolo sólo en algunos sectores.
Pero no fue que algún fenómeno climático influyó en el desarrollo normal de las actividades, o que alguna amenaza terrorista impidió seguir con las conversaciones. No. Estados Unidos y la Unión Europea se desacreditaron de las negociaciones, por lo que se suspendieron los diálogos que buscaban lograr un crecimiento económico en igualdad de condiciones para todos los países. Y todo porque para obtener dicho objetivo, se necesita, entre otras cosas, fiscalizar y detener las prácticas de dumping que los países ricos como los EE.UU. y la UE realizan, sobre todo en sus producciones agrícolas.
Lo que significa
Que Estados Unidos y la UE se hagan a un lado de las conversaciones de la Ronda de Doha, generando la suspensión de éstas y provocando la incertidumbre en el resto de los miembros, que esperaban esta ocasión para hacer más justas las reglas del juego.
Como dice Gonzalo Fanjul, coordinador de Oxfam, una ONG que promueve el comercio internacional justo, "estas negociaciones estaban pensadas para lograr un crecimiento económico en igualdad de condiciones para todos los países. Es una inversión a largo plazo para los intereses de todo el mundo, especialmente de Estados Unidos y la UE. Sin embargo, en los últimos cinco años, ambos se han comportado como si la Ronda de Doha fuera un sacrificio para ellos". Esto se

Asimismo, muchos países, incluso desarrollados, han denunciado estas medidas subsidiadoras y dumpingnianas de la nación del norte. Por ejemplo, Japón, hace menos de 8 días, hizo público un reclamo formal contra Estados Unidos por la eliminación de las investigaciones antidumping en dicho país. Japón acusa, textualmente, que "la metodología de los Estados Unidos, en los exámenes por extinción, para la determinación de si la revocación de órdenes antidumping daría probablemente lugar a la continuación o la repetición del dumping, y a la continuación o repetición del daño importante en un plazo razonablemente previsible".
Siendo así, la ausencia de estos dos gigantes genera preocupación. Porque las intenciones de la OMC eran válidas y nobles, aunque quizá ilusas, ya que les falta firmeza y autoridad para amenazar y actuar contra los grandes. Y porque se acercan elecciones en países claves, lo que atrasaría nuevas conversaciones para el 2007.
La injusticia
La Ronda de Doha comenzó para corregir las reglas que permitían a los países ricos llevarse el 70% de los intercambios comerciales, valorados en 20 billones de dólares, mientras los países pobres y en desarrollo, que tienen el 81% de la población mundial, sólo obtienen el 30%. De hecho, África sólo recibe el 2,6%. Eso por una parte.
Pero por otro lado, está la injusticia con la que se juega al juego del comercio. Por ejemplo, Las últimas estadísticas publicadas por la Comisión Europea muestran que en 2004 se concedieron 28.200 millones de euros en subsidios directos, que salieron de los 45.600 millones de presupuesto de la Política Agraria Común (PAC). El 7% de los mayores productores europeos se embolsaron más de la mitad de estas ayudas directas. Estos subsidios impulsan la producción y la exportación de excedentes a precios por debajo del coste de producción, lo que condena a los agricultores de los países en desarrollo, que no pueden competir en precios.
"Los países ricos prometieron impulsar un nuevo acuerdo en la OMC que controlaría los subsidios y pondría fin a las exportaciones a precios por debajo del coste de producción. Los nuevos datos prueban que la situación apenas ha cambiado -dice Fanjul-. La PAC y la Farm Bill le dan la espalda a sus pequeños agricultores e hiere de muerte a los campesinos de los países más pobres".
Esto no mejora las condiciones. Quizá el libre comercio es válido, a lo mejor no es tan injusto como parece ser. Pero no en las condiciones en que se está dando. No con subsidios multimillonarios que inundan a los mercados de los países en desarrollo de productos con precios irreales. Precios que obviamente terminan por hacer quebrar a los pequeños agricultores, a los pequeños productores locales, y que sólo extienden la ya larga brecha entre los que tienen y los que no, deteniendo el desarrollo en los países que quieren ir hacia él, o bien seccionándolo y produciéndolo sólo en algunos sectores.